Después de caminar media hora de regreso al trabajo, caminando por el pueblo con la consciencia de cada instante, de cada paso, me conecté completamente con el flujo de la vida en el aquí y el ahora. Logré detener por unos instantes todo juicio sobre lo que percibía: todo es como es, ni mal ni bien. De pronto mi sensación fue "este es el mejor momento de mi vida".
Fluir es la clave. La vida, mi vida, no es una cosa, es un proceso. Como un río. Momentos que fluyen, sólo momentos.
Puedo creer en este momento con toda intensidad las afirmaciones de Louise Hay que he estado evocando estos días:
"En la infinidad de la vida donde me encuentro todo es perfecto, pleno y completo"
"Soy uno con el poder que me creó"
"Estoy totalmente abierto y receptivo a la abundante corriente de prosperidad que el Universo ofrece"
"Todas mis necesidades y deseos son satisfechos aun antes de pedirlos"
"Soy guiado y protegido por la Divinidad y opto por aquello que me beneficia"
"Me regocijo ante el éxito de otros, a sabiendas de que hay suficiente para todos nosotros"
"Constantemente incremento mi conocimiento consciente de la abundancia y esto se refleja en mis ingresos constantemente incrementados"
"Mi bien proviene de todas partes y de todos"
"Todo está bien en mi mundo"