De acuerdo a una investigación de Paola Sapienza de la Northwestern University divulgada en la edición del 26 de agosto de la revista The Economists la baja presencia de la mujer en el sector financiero no es tanto un asunto de discriminación sino de niveles de testosterona.
La industria financiera está dominada por personas que son atraídas a asumir riesgos y la testosterona es la hormona que no sólo gobierna el apetito sexual sino también la inclinación al riesgo.
La Dra Sapienza realizó diversas mediciones de niveles de testosterona en un grupo de estudiantes de maestría en administración que aspiraban a entrar en la banca y luego les pidió participar en una actividad en la que podrían ganar diversas cantidades de dinero. Los participantes iban tomando decisiones de optar por mayores ganancias; pero incrementando el riesgo de perderlo todo. Se medía el punto donde cada uno decidía dejar de arriesgarse. Resultó que hombres y mujeres con los mismos niveles de testosterona se detenían en el mismo punto. Tanto para hombres como para mujeres, considerados por separado, a mayor nivel de la hormona mayor era el riesgo que decidían correr.
Los estudiantes fueron seguidos después de su graduación para observar finalmente qué carreras seguían. Como era de esperarse, el riesgoso trabajo de las finanzas fue elegido con mayor frecuencia por hombres que por mujeres; pero la investigación mostró que el sexo no fue la variable que intervino en la elección sino el nivel de testosterona. Más aún, también se estudiaron los portafolios personales de inversión de los graduados, en junio de 2008 (antes del colapso financiero) y en enero de 2009 (después del colapso), y los resultados fueron semejantes a los anteriores: a mayor nivel de testosterona mayor nivel del riesgo asumido.
Ni duda cabe que durante el último año las personas con menores niveles de testosterona resultaron menos perjudicadas en sus inversiones.
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