Lo que hace grandes a los descubrimientos científicos más poderosos es que expresan algo complejo en un concepto simple. Por ejemplo, la segunda ley de Newton tiene una gran simplicidad: F = ma.
Sin embargo, no hay que engañarnos. Las ideas simples que cambian todo se sustentan en mucho trabajo y gran capacidad de análisis y síntesis: no aparecen así de la nada. Newton no sólo se sentó abajo de un árbol para darse cuenta que la manzana y la tierra se atraen mutuamente. Cuando le cayó la manzana había invertido horas y horas en analizar el movimiento de los cuerpos en todas sus facetas.
Así que no queda más que seguir trabajando intensamente.
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